Turón se constituyó como núcleo de población durante el Imperio Romano, época en la que era conocido como Turobriga y eran explotadas sus minas de plomo hoy abandonadas. Formó parte de la Taha del Gran Cehel durante la dominación musulmana. Era entonces una población próspera y tranquila al resguardo de los cerros que rodean su casco urbano y que le proporcionaban cierta seguridad.
De la historia de esta localidad destaca el hecho de ser uno de los pocos lugares donde no se cometieron actos violentos contra los cristianos cuando se produjo la rebelión de los moriscos. Según el historiador Luis de Mármol, fueron todos los moriscos de Turón quienes, a pesar de sumarse al levantamiento, protegieron y acompañaron a sus 18 vecinos cristianos hacia el puerto de Adra para que salvaran la vida. Aún así, este noble gesto no evitó su desgracia, pues cuando llegaron las tropas de Felipe II acabaron con ellos a cuchillo. Tras la derrota musulmana, este municipio quedó prácticamente deshabitado, por lo que fue repoblado por colonos de otros puntos de España.